El hombre llegó exhausto a su casa ya entrada la noche. El día no había sido bueno para el: mucho trabajo, poca paga y bastante maltrato del patrón era una combinación que abatía a cualquier mortal. Se sentía desfallecer.
De todas formas, ya estaba en su hogar. Tomó una botella de vino tinto y se sirvió un vaso generoso. Bebió un buen trago, que le acarició la garganta tal como una madre acaricia su hijo recién nacido. "Tiene buen cuerpo" pensó.
Su mujer, que andaba por ahí ingeniándoselas para preparar algo de comer con lo poco que había, pasó frente a el. "Tiene buen cuerpo" volvió a pensar. La siguió, se paró detrás de ella y cuando giró la besó. Sin pronunciar palabra volvió sobre sus pasos a buscar nuevamente su vaso de vino.
Se sentó, bebió otro sorbo y descubrió cuánto de verdad tenia esa frase pronunciada por un alemán y leída en una revista arrugada mientras aguardaba ser llamado por el peluquero para cortarse el cabello: "una mujer y un vaso de vino curan todo mal, y el que no bebe y no besa está peor que muerto". Con dos besos, al vino y a su mujer, estaba mas vivo que nunca.
¡Me ha gustado mucho! Únicamente veo una repetición que se podía evitar en lo de "sobre sus pasos". Muy bien. Un abrazo, te sigo
ResponderEliminarGracias Jose por el elogio y mas que nada por la observacion. Se me habia pasado. Un abrazo
ResponderEliminarEs verdad, en mi caso con mi novia, ella es la que me cura todas las penas, solo con beso...
ResponderEliminarque magico :)
son las cosas de la vida
http://elrincondeltercerojo.blogspot.com/
Me encanto la reflexión
ResponderEliminarfeliz fin de semana!!!!
Pilar
Gracias Pilar, igualmente para vos. Que la pases bien
ResponderEliminarsiempre es hermoso leer,asi día a día puedo abrir mi mente a todo lo nuevo..feliz 2011
ResponderEliminarGracias por tus palabras. muy feliz 2011 para ti tambien
ResponderEliminar