Gran esposa, irreprochable madre de dos niñas ya en edad escolar y como ama de casa hacía lo que podía ya que tenia que trabajar para ayudar a la economía familiar. Su fuerte no era la cocina precisamente; no por capacidad sino por ganas y actitud. Siempre encontraba alguna buena excusa para no cocinar, o al menos para cocinar cosas simples y sencillas: cansancio por el trabajo, dolor de pies, tristeza por no conseguir un aumento de sueldo, albañiles trabajando dentro de casa, cuidado de uñas recién pintadas, etc etc..
De esta forma los platos por ella elaborados no llegaban a las 5 variedades: arroz con atún, ensaladas, salchichas hervidas, verduras hervidas y algún que otro filete de pollo a la plancha muy de vez en cuando.
Un día, vaya uno a saber por qué razón, se levantó con la idea de ella misma preparar papas fritas para la cena familiar. Y lo mas increíble de todo no fue que les salieron ricas por ser la primera vez, sino que las hubiera hecho.
Cuando las llevó a la mesa donde estaba esperando la familia nadie lo podía creer. Su marido y las dos pequeñas se miraron asombrados como no dando crédito a lo que veían sus ojos y estallaron en un cerrado aplauso que se extendió por un par de minutos. Ella, con lágrimas en los ojos, por un momento se sintió la mejor ama de casa del mundo y la reencarnación en femenino del Gato Dumas.
Esa noche, las dos pequeñas que hacia un tiempo ya sabían que Papá Noel eran los padres, aprendieron que las papas fritas no eran una parte mas del pollo que se pedía en la rotisería. Otro golpe a la ilusión.
De esta forma los platos por ella elaborados no llegaban a las 5 variedades: arroz con atún, ensaladas, salchichas hervidas, verduras hervidas y algún que otro filete de pollo a la plancha muy de vez en cuando.
Un día, vaya uno a saber por qué razón, se levantó con la idea de ella misma preparar papas fritas para la cena familiar. Y lo mas increíble de todo no fue que les salieron ricas por ser la primera vez, sino que las hubiera hecho.
Cuando las llevó a la mesa donde estaba esperando la familia nadie lo podía creer. Su marido y las dos pequeñas se miraron asombrados como no dando crédito a lo que veían sus ojos y estallaron en un cerrado aplauso que se extendió por un par de minutos. Ella, con lágrimas en los ojos, por un momento se sintió la mejor ama de casa del mundo y la reencarnación en femenino del Gato Dumas.
Esa noche, las dos pequeñas que hacia un tiempo ya sabían que Papá Noel eran los padres, aprendieron que las papas fritas no eran una parte mas del pollo que se pedía en la rotisería. Otro golpe a la ilusión.
MUY BUENO EL SANTAFESINO, GENIO TOTAL, inventiva sinigual.
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