Tomó su pañuelo púrpura,
gentilmente se lo ofreció,
las ultimas lagrimas iba a secar,
de una pasión por terminar.
Lo guardó suavemente,
como si fuera cristal;
se sumergió en las penumbras,
ya nada sería igual.
Sus rodillas se doblaron,
no podía continuar;
supo la dolorosa verdad,
hacerla feliz ya no podría soñar.
El amor de su vida,
solo le pudo dejar
un lienzo humedecido
con lágrimas,dolor...
...y nada mas.
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