sábado, 31 de octubre de 2009

IDEALES

De pequeñito ya se veía que el niño tenía sus convicciones firmes como el cemento; no le gustaba caminar a pesar de que lo hacía perfectamente, prefería gatear.
Ya adulto, inclusive en su vejez, mantuvo sus ideales: siguió gateando.
Una noche su corazón abatido y maltratado por el rebenque de la vida dijo basta. El viagra también aportó lo suyo.
Murió sin un centavo pero con miles de experiencias; y lo mas importante: fue un hombre feliz. Ellas aun lo lloran.



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