jueves, 8 de octubre de 2009

EL SALTIMBANQUI


El saltimbanqui hacia su presentación de poca monta en el teatro callejero. Mientras, cruzaba miradas con su única admiradora que lo iba a ver todas las tardes. Ella le había ocultado que su esposo era guerrero de la guardia Pretoriana. Ese día se lo iba a comunicar. Era tarde, la cabeza del saltimbanqui rodó por las tablas del teatro cortada por la espada de un hombre celoso. Nunca se escucharon tantos aplausos...


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