La mamá se subió a la canoa con sus dos pequeños para llevarlos a la escuela.
La tormenta arreciaba. De repente una ola traicionera hizo volar a los niños al agua, uno para cada lado. Pero sólo tenia una soga, lo que la enfrentaba a la decisión más difícil de su vida. Optó por arrojarsela al mayor de sus críos; el más pequeño le comía la miga al pan, lo que a ella más le molestaba. Nunca lo encontraron, el rió se lo llevó. En la cabaña en que habitaban, los panes ya no estaban ahuecados.

La tormenta arreciaba. De repente una ola traicionera hizo volar a los niños al agua, uno para cada lado. Pero sólo tenia una soga, lo que la enfrentaba a la decisión más difícil de su vida. Optó por arrojarsela al mayor de sus críos; el más pequeño le comía la miga al pan, lo que a ella más le molestaba. Nunca lo encontraron, el rió se lo llevó. En la cabaña en que habitaban, los panes ya no estaban ahuecados.

No hay comentarios:
Publicar un comentario